Hoy, hablamos del Sexting, una práctica entre jóvenes que va en aumento. La fuente es un artículo publicado en El País por Alejandra Agudo, el 22 de Septiembre de este mismo año.
Para hacer sexting, solo
hace falta el propio cuerpo y un móvil para hacer. Esto es, enviar mensajes, fotos o grabaciones
eróticas o sexuales captadas por uno mismo a otra persona a través del teléfono
o Internet. Muchos piensan que se trata de sexo seguro, al no haber
posibilidades de embarazo o contraer enfermedades de transmisión sexual. Pero
expertos en nuevas tecnologías y sexología advierten de que tiene importantes
riesgos. Una vez se ha enviado el material, el dueño pierde el control, y se
abre la posibilidad de que se difunda de manera masiva.
Internet permite que mensajes, vídeos
o imágenes se multipliquen incontroladamente. Pero pese al riesgo de pérdida de
privacidad, el sexting es una
práctica en aumento, sobre todo entre los más jóvenes, según indican estudios
recientes.
“Es una conducta más dentro de la
seducción”, opina María Pérez Conchillo, presidenta de la Academia Española de
Sexología. “No pasa nada por hacerlo, pero hay que tener en cuenta que no hay
seguridad de que quede en la esfera íntima”, añade. Una vez que una imagen sale
a la luz es incontrolable, según los expertos.
La investigación de la
Universidad de Michigan Sexting
entre adultos jóvenes apunta que la mayoría de personas que lo practican
lo hacen con su pareja romántica. “Pero el esplendor amoroso se acaba”,
recuerda la presidenta de la Academia de Sexología.
La mayoría de revelaciones de material
erótico privado las difunden precisamente exparejas, según afirman los
expertos. Normalmente, esta venganza por la ruptura se hace en redes sociales,
pero también existen páginas especializadas para colgar este material. En PantallasAmigas,
web que promueve el uso responsable de las nuevas tecnologías, han detectado
que algunos jóvenes procuran grabar a sus compañeros sentimentales para evitar
el fin de la relación amenazando con la publicación. Este tipo de sextorsión no
es único. También se practica el chantaje para conseguir más imágenes o favores
sexuales.
Pérez Conchillo ha tratado en su
clínica casos como el que narra: “No se atrevía ni a salir a la calle”, cuenta
de una chica a la que su exnovio grabó practicando sexo y después envió el
vídeo a todo el pueblo. Para evitar este tipo de situaciones, Jorge Flores,
director de PantallasAmigas, insiste en que lo primero es valorar con quién se
comparte material íntimo. “Los chavales practican sexting como parte del flirteo, cuando aún no
hay una relación”, alerta. Existe incluso una moda incipiente de enviar fotos o
vídeos eróticos a números al azar para que los reciba un desconocido.
“El problema es que los jóvenes mandan los mensajes sexuales de forma indiscriminada, lo que es propio de la conducta irreflexiva de la adolescencia”, explica Pérez Conchillo. López de la Llave coincide: “Tienen menos capacidad de visión de futuro”. Ambos insisten, sin embargo, en que la práctica del sexting no es mala en sí misma. Pero recomiendan educación sexual que incluya información sobre nuevas tecnologías. El gerente de Inteco —que en febrero publicó una guía para la prevención del sexting en menores— también cree que la formación es fundamental. “Muchos adolescentes creen que lo que hacen en Internet o con el móvil es anónimo. Lo que demuestra un profundo desconocimiento”, dice.
Además del riesgo de pérdida de
privacidad —con las consecuencias psicológicas que eso pueda provocar—, el sexting tiene una dimensión legal. “Tener o
reenviar fotos de menores desnudos es un delito, incluso si el que lo hace es
otro menor”, recalca Pérez San-José. En PantallasAmigas recibieron en 2011 la
consulta de un padre al que le había llegado una denuncia contra su hijo,
acusado de poseer en su móvil una foto de una niña desnuda (que ella misma le
había enviado sin mediar coacción).
Cuando
se manda este tipo de material de un adulto sin su consentimiento, como el caso
de Hormigos, se trata de revelación de secretos, cuya condena puede ser de uno
a cuatro años. “En estos casos los culpables normalmente aceptan los cargos, no
van a la cárcel, pero tienen antecedentes”, explica Jorge Campanillas, abogado
especializado en nuevas tecnologías. Por eso desde PantallasAmigas promueven
campañas con el mensaje No difundas. “Se trata de romper la cadena”, dice Pérez
San-José, de Inteco.
“Pero el director de PantallasAmigas
reconoce que “es imposible evitar” que los chavales compartan este material.
“Por eso”, añade, “les damos pautas para que hagan sexting seguro, si es que
eso es posible”.
El primer consejo es simple: nunca
enviar imágenes en las que la persona sea reconocible —“sin cara, sin
tatuajes...”, dice—. Flores también recomienda poner claves para acceder a las
fotos que se quieren proteger en un móvil. No son pocos los casos de personas
que han encontrado sus desnudos publicados en Internet después de haber perdido
o sufrido un robo de su teléfono. Como ejemplo, les ocurrió a las actrices
Scarlett Johansson y Miley Cyrus.
Los
desarrolladores de aplicaciones para móvil han dado respuesta a esta necesidad
de compartir sexo de manera segura. Existe un servicio para iPhone con el que
se pueden compartir fotografías de desnudos, que se borran del aparato receptor
en 10 segundos. Sin posibilidad de copia o reenvío. Otras aplicaciones permiten
bloquear imágenes, que solo serán visibles si se conoce una clave.
Cualquier medida es poca para proteger
la intimidad, opina Flores, a la vista de que las personas que practican sexting no renuncian a hacerlo pese a los
riesgos. Cada vez es más fácil encontrar páginas accesibles desde un móvil en
las que se pueden compartir fotografías sexuales para ligar. Pero el desnudo no
es la única información privada que se puede utilizar en este modo de flirteo online. Algunas aplicaciones permiten decir cuándo se
mantuvo la última relación sexual, dónde y cuánto duró. Normalmente, estos
servicios solo son accesibles para mayores de edad, pero los menores utilizan
otras vías a su alcance, como mensajes, whatsapp o redes sociales. En estas
últimas existen grupos para compartir toda suerte de material erótico, desde
fotografías de exnovios hasta el número de teléfono para sextear.
Cuando
la información privada salta a la esfera pública es prácticamente irreversible.
Pérez Conchillo señala que la consecuencia que pueda tener para la persona
depende de la importancia que cada uno le otorgue a la privacidad. Cree,
además, que llegará un momento en el que la existencia de imágenes íntimas en
Internet será “más normal”. Ahora, sin embargo, “el sexo se entiende como algo
negativo. Esto solo se puede explicar por la asociación al pecado que se hace
desde la religión”, argumenta Pérez Conchillo. Por eso la difusión de este tipo
de información se utiliza a veces para acosar, insultar y vapulear públicamente
a una persona a través de Internet y dispositivos móviles. Es lo que se conoce
como cyberbullying.
El sexo, online o presencial, no es nuevo. Pero las
maneras de practicarlo evolucionan a la par que la sociedad. Las nuevas
tecnologías cambian la conducta de las personas, desde el trabajo hasta la
cama. Unas veces se utilizan bien y otras no tanto. Mejor, si se está
prevenido.
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